Los científicos han desarrollado sensores para detectar personas atrapadas en estructuras colapsadas, tras terremotos u otras catástrofes, mediante las moléculas producidas por la respiración, el sudor y la piel, según un estudio publicado hoy por la revista científica Journal of Breath Research.
El estudio, realizado conjuntamente por investigadores de la Universidad de Loughborough (Inglaterra), de Atenas, Dortmund (Alemania) y Babe-Bolyai (Rumania), examinó los canales de aire generados en edificaciones derruidas para crear un perfil preliminar de moléculas que podrían indicar la presencia de víctimas.
Los científicos recrearon las condiciones de un edificio de hormigón con cristales colapsado y experimentaron con ocho participantes. Como resultado, los sensores revelaron rápidamente la presencia de dióxido de carbono y amoníaco en los canales de aire formados entre los escombros, y subrayaron su efectividad como potenciales indicadores. Además, los investigadores hallaron un amplio número de otros componentes orgánicos volátiles como acetona e isopreno.
Según los resultados, cuando los participantes estaban dormidos se registró un descenso en los niveles de amoníaco, algo para lo cual los científicos no han encontrado explicación; y un incremento de los niveles de acetona cuando la ausencia de comida crecía. Hasta ahora, se sabía que las víctimas atrapadas desprenden metabolitos volátiles a través de los fluidos y respiración corporales, a consecuencia de los mecanismos de alerta del organismo humano. Sin embargo, estas moléculas liberadas a menudo mostraban complicadas interacciones con los materiales de los que está conformado la edificación, que cambiaban a su vez con las condiciones ambientales de humedad, calor o vientos presentes, lo que dificultaba sumamente el proceso de detección.
Con esta recreación ambiental completa, que simula un colapso real y con la participación de humanos en el experimento, se buscaba un entendimiento integral y más exhaustivo de los procesos que ocurren en estos lugares para el diseño de dispositivos portátiles más precisos. El profesor Paul Thomas, de la Universidad de Loughborough y uno de los coautores del estudio, destacó que «el desarrollo de aparatos de detección de personas atrapadas basado en metabolitos de respiración, sudor y piel contiene varias ventajas sobre las técnicas habituales». «Puede utilizarse en el lugar de los hechos sin apoyo de laboratorio. Y puede buscar signos de vida por periodos más prolongados. Puede instalarse en mayor número, frente a un pequeño grupo de perros de rescate en riesgo por ellos y por sus cuidadores», agregó.
Los investigadores han señalado que el estudio, «el primero de su clase», puede ser utilizado para preparar la respuesta a futuros desastres similares a los vistos recientemente en Japón o Nueva Zelanda.
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