Los bomberos que participaron en el rescate del 11S aún respiran con dificultad
Han participado 12.000 trabajadores con espirometrías previas al atentado
Muchos de ellos no recuperarán ya su función pulmonar
Mientras las grúas siguen trabajando en la 'Zona Cero' de Nueva York para devolver a la vida lo que destruyeron los atentados del 11S, miles de trabajadores de los equipos de rescate sufren aún las secuelas de aquella fecha. Muchos de ellos, bomberos sobre todo, aún respiran con dificultad y su recuperación a largo plazo parece difícil, según uno de los análisis más amplios elaborados desde 2001.
Aquel 11 de septiembre, 2.751 personas (incluidos 343 trabajadores de los equipos de rescate) fallecieron bajo los escombros de las Torres Gemelas. Durante días, los servicios de emergencia trabajaron bajo un denso humo para tratar de rescatar personas con vida, en una operación de recuperación que se prolongó durante 10 meses.
El mayor análisis de las secuelas que sufren estas personas se acaba de publicar en las páginas de la revista 'The New England Journal of Medicine' y sus conclusiones son preocupantes. En el estudio, coordinado por David Prezant, participaron un total de 12.781 integrantes del Departamento de Incendios de la Ciudad de Nueva York que estuvieron trabajando entre el día del atentado y el 24 de septiembre de 2001.
Los investigadores contaban en esta ocasión con una ventaja: conocían la salud pulmonar de todos ellos previa a los ataques, porque estaban participando en otro estudio y disponían de los datos de sus espirometrías (una prueba que mide la capacidad pulmonar). Durante el primer año, y estos datos ya se conocían, su función respiratoria empeoró hasta 12 veces por debajo de la media de la población; pero el seguimiento que ahora se publica indica que su recuperación no ha mejorado transcurridos siete años (el análisis se cerró en 2008).
Las secuelas de un polvo denso
Prezant, profesor en la Universidad de Eisntein y responsable de los servicios médicos del cuerpo de bomberos, explica que estas personas estuvieron sometidas en los primeros momentos del ataque a un polvo tan denso que sus pulmones aún no han podido recuperarse de la gran cantidad de partículas en suspensión y gases tóxicos desprendidos por el derrumbe de las torres.
Por ejemplo, entre los no fumadores, el porcentaje de aquéllos con una espirometría por debajo de lo normal ha ascendido entre el 11S y la misma fecha de 2008 de un 3% al 13% en el caso de los bomberos y hasta el 22% entre personal sanitario de emergencias. Aunque los bomberos suelen exponerse a partículas en suspensión habitualmente en el ejercicio de su trabajo, los investigadores aclaran que en este caso el humo era tan denso y su exposición fue tan intensa durante meses que para muchos de ellos la recuperación de la función pulmonar normal es ya imposible.
De hecho, en su análisis comparan estos problemas respiratorios con los que se han observado en otros estudios realizados con bomberos. Incluso en el peor de los escenarios previos, un trabajo había mostrado una reducción de 250 ml en las espirometrías pasados cinco años; frente a los más de 600 ml de los bomberos del 11S al cabo de siete años.
A partir de ahora, aconseja Orezant, sólo queda seguir trabajando con estos profesionales, para identificar a aquéllos más afectados y suministrarles el tratamiento adecuado para tratar de mejorar su calidad de vida y frenar su deterioro.
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2010/04/07/medicina/1270666833.html
Han participado 12.000 trabajadores con espirometrías previas al atentado
Muchos de ellos no recuperarán ya su función pulmonar
Mientras las grúas siguen trabajando en la 'Zona Cero' de Nueva York para devolver a la vida lo que destruyeron los atentados del 11S, miles de trabajadores de los equipos de rescate sufren aún las secuelas de aquella fecha. Muchos de ellos, bomberos sobre todo, aún respiran con dificultad y su recuperación a largo plazo parece difícil, según uno de los análisis más amplios elaborados desde 2001.
Aquel 11 de septiembre, 2.751 personas (incluidos 343 trabajadores de los equipos de rescate) fallecieron bajo los escombros de las Torres Gemelas. Durante días, los servicios de emergencia trabajaron bajo un denso humo para tratar de rescatar personas con vida, en una operación de recuperación que se prolongó durante 10 meses.
El mayor análisis de las secuelas que sufren estas personas se acaba de publicar en las páginas de la revista 'The New England Journal of Medicine' y sus conclusiones son preocupantes. En el estudio, coordinado por David Prezant, participaron un total de 12.781 integrantes del Departamento de Incendios de la Ciudad de Nueva York que estuvieron trabajando entre el día del atentado y el 24 de septiembre de 2001.
Los investigadores contaban en esta ocasión con una ventaja: conocían la salud pulmonar de todos ellos previa a los ataques, porque estaban participando en otro estudio y disponían de los datos de sus espirometrías (una prueba que mide la capacidad pulmonar). Durante el primer año, y estos datos ya se conocían, su función respiratoria empeoró hasta 12 veces por debajo de la media de la población; pero el seguimiento que ahora se publica indica que su recuperación no ha mejorado transcurridos siete años (el análisis se cerró en 2008).
Las secuelas de un polvo denso
Prezant, profesor en la Universidad de Eisntein y responsable de los servicios médicos del cuerpo de bomberos, explica que estas personas estuvieron sometidas en los primeros momentos del ataque a un polvo tan denso que sus pulmones aún no han podido recuperarse de la gran cantidad de partículas en suspensión y gases tóxicos desprendidos por el derrumbe de las torres.
Por ejemplo, entre los no fumadores, el porcentaje de aquéllos con una espirometría por debajo de lo normal ha ascendido entre el 11S y la misma fecha de 2008 de un 3% al 13% en el caso de los bomberos y hasta el 22% entre personal sanitario de emergencias. Aunque los bomberos suelen exponerse a partículas en suspensión habitualmente en el ejercicio de su trabajo, los investigadores aclaran que en este caso el humo era tan denso y su exposición fue tan intensa durante meses que para muchos de ellos la recuperación de la función pulmonar normal es ya imposible.
De hecho, en su análisis comparan estos problemas respiratorios con los que se han observado en otros estudios realizados con bomberos. Incluso en el peor de los escenarios previos, un trabajo había mostrado una reducción de 250 ml en las espirometrías pasados cinco años; frente a los más de 600 ml de los bomberos del 11S al cabo de siete años.
A partir de ahora, aconseja Orezant, sólo queda seguir trabajando con estos profesionales, para identificar a aquéllos más afectados y suministrarles el tratamiento adecuado para tratar de mejorar su calidad de vida y frenar su deterioro.
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2010/04/07/medicina/1270666833.html
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