En el ataque, resultó herida la legisladora federal Gabrielle Giffords, quien había acudido a reunirse con sus representados frente a un supermercado.
Tucson, Arizona, USA.—
Tony Compagno, miembro veterano de los cuerpos de socorro, descendió del camión de los bomberos y se encontró con un infierno. Gente aterrorizada corrió hacia el personal de emergencias, tratando de llevarlo hacia los lesionados, mientras tres hombres desesperados le aplicaban compresiones al pecho a una niña de 9 años.
Otros gritaban: "¡Giffords!", y señalaban a una mujer que yacía inconsciente con un tiro en la cabeza. Otros cuerpos, ya sin vida, estaban cubiertos con sábanas.
Compagno y otros rescatadores en los tres primeros camiones de bomberos que acudieron al lugar del tiroteo del 8 de enero recordaron una semana después la escena que vivieron cuando llegaron a atender y contar a las víctimas.
En el ataque, resultó herida la legisladora federal Gabrielle Giffords, quien había acudido a reunirse con sus representados frente a un supermercado.
El sábado, mientras Compagno y sus colegas se enfocaban en los recuerdos del ataque, las imágenes se agolparon en sus mentes.
Compagno dijo que primero se acercó a una mujer inconsciente, quien estaba en el piso, sobre un charco de sangre. El trabajador de emergencia no sabe aún de quién se trataba.
De inmediato, se percató de que el sistema rutinario, de jerarquizar la urgencia de la atención requerida por cada paciente, mediante etiquetas de diferentes colores, llevaría demasiado tiempo.
Mientras un colega daba instrucciones para que se marcharan todas las personas que pudieran caminar —estuvieran lesionadas o no_, Compagno y el conductor del camión de bomberos Kyle Canty, identificaron a Giffords y a Christina Taylor Green, de 9 años, como los heridos más graves.
"Comencé a contar, y ello me resultaba difícil por el caos que había. Conté, olvidé lo que estaba contando, empecé otra vez", recordó. "No tenía noción del tiempo que pasaba ni de cuánto tiempo me llevó eso".
Para el momento en que había decidido quiénes eran los más graves, otros rescatadores llegaron, y Compagno comenzó a dar instrucciones a los gritos. Dos médicos y una enfermera, así como otros transeúntes, habían proporcionado ya cierta atención básica, deteniendo la hemorragia de una víctima con un torniquete hecho con un cinturón, dando resucitación cardio-pulmonar a la niña y tranquilizando a quienes seguían conscientes.
Compagno dijo que sólo una persona le habló. Una mujer al final de la fila, quien había recibido varios tiros.
"Le pregunté dónde estaba herida, me dijo y yo le comenté: 'Estoy hablando contigo, estaremos contigo en un minuto', y me di la vuelta", recordó. "Ella lo entendió. Fue asombroso".
El compañero de Compagno en el camión, Colt Jackson, comenzó a atender a Giffords, revisando su respiración y estabilizando su cuello.
Incluso ahí, Giffords respondió a la voz de Jackson apretándole la mano.
En 25 minutos, los 25 pacientes más graves habían sido sacados del lugar mediante ambulancias y helicóptero.
Los cinco miembros del camión de bomberos fueron al hospital con Christina, pues su estado era crítico. Jackson estuvo en el traslado de Giffords, la primera en ser retirada.
Se certificó la muerte de Christina poco después, en el hospital.
http://www.milenio.com/node/622729
domingo, 16 de enero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario